La teoría sobre la actividad artística tiene un puntal muy necesario y significativo en Adolfo Sánchez Vázquez quien en su ensayo Las ideas de Marx sobre la fuente y naturaleza de lo estético[1] apunta que al descubridor de la teoría del socialismo le interesaba en el siglo XIX definir al hombre como productor no solo de objetos y productos materiales, sino también de obras de arte.
Al percibir el espacio urbano, arquitectónico y citadino que le rodea, el hombre capta sus especificidades de lo bello y lo feo, lo trágico y lo cómico o, por último, lo sublime y lo ridículo. Admirarse y recrearse con lo que se ve es parte componente de la contemplación humana del espacio construido que le circunda por un lado, o rechazar, percibir los objetos y fenómenos que no corresponden a sus gustos y puntos de vista por otro lado. Esto significa que el urbanismo, la arquitectura y la ciudad que circunda al hombre despierta en las reacciones y sensaciones: satisfacción y placer o por otro lado desagrado y repulsión. Ver la arquitectura desde la literatura complica un poco más ese amplio espectro de procesos, actividades, funciones y actitudes planteados por Donis A, Dondis en su obra La sintaxis de la imagen y precedida veinte años antes por Rudolf Arnheim en sus reflexiones en Arte y percepción visual.[2] Acción que en nuestro caso cambiaría la lista a re-percibir, re-comprender, re-contemplar, re-observar, re-descubrir, re-visualizar, re-examinar, re-leer y re-mirar;[3] con otras connotaciones posibles y multilaterales desde una nueva identificación de objetos simples de la primera realidad hasta el uso de símbolos y lenguajes para conceptualizar, desde el pensamiento inductivo hasta el deductivo en un rejuego intertextual.
La pregunta ¿cuánto vemos de arquitectura, urbanismo y ciudad desde la literatura?, proporciona al instante otra clave de complejidad de carácter y contenido de la inteligencia visual[4] (ya que se recomplejiza lo complejizado).
No existe, ni en sueños, para el caso de la apreciación del espacio arquitectónico en la literatura, esa primera experiencia de aprendizaje que un niño realiza a través de la "conciencia táctil."[5] Nada existe en el libro para tocar, olfatear, oír y degustar de la arquitectura principeña, nada permite el contacto con el entorno citadino más que las palabras que traen al lector la nueva ciudad con sus ingredientes puramente literarios.
La estética tiene una relación muy directa con los sentimientos por eso hay que preparar a las personas para el disfrute, la apreciación y la creación del arte en general y de la arquitectura en particular, con un enfoque culturológico integral que desarrolle esos sentimientos y emociones artístico-valorativos en los individuos. Es por esa razón que Marx se encontró con lo artístico como un reducto de la verdadera existencia humana y, además como una esfera esencial.[6]
El aspecto ornamental de la ciudad con sus elementos arquitectónicos y urbanos se puede estudiar desde la ciencia estética. Así la representación de sus categorías principales; o todo lo estético en general va a permitir a las personas sus reflexiones artísticas, sus sentimientos y gustos estéticos adquiridos en el proceso de la vida y la práctica cotidiana de construir, habitar y apreciar la ciudad.
Los ideales de belleza en los hombres, relacionados con la ciudad y sus elementos arquitectónicos y urbanos, parten del fenómeno de acercamiento identitario al locus espacial donde se desenvuelven; por esa razón la propia vida contribuye a su educación estética, o lo que es lo mismo la realidad que tiene ante sí, mientras que por otro lado la literatura de ficción, la música, las artes plásticas, el cine y otros tipos de artes que atrapan esa misma vida de forma artística, o como se ha visto anteriormente desde la realidad otra o realidad artística, también contribuyen a esa educación y / o autoeducación.
Las ciudades, su arquitectura y urbanismo son producto de uno o de varios procesos estéticos que se nutren en cada momento de su desarrollo y vida de diversas corrientes estéticas y que permiten a la vez explicar la producción del arte de proyectar y construir los edificios desde una utilidad practica y una belleza de la forma.
Tanto la ciudad como su arquitectura y urbanismo responden a principios estáticos ineludibles pero no se separan de las ideas que satisfacen el amor y la belleza. Vista de esa manera la arquitectura cumple funciones estéticas dentro del espacio físico que conforma la ciudad, ella cambia el espacio desde la utilidad física y desde la belleza de la forma.
La literatura de ficción es una parte importante de la creación artística de los hombres; arte en sí misma. Y el arte refleja de manera específica y propia la realidad que circunda al hombre. A la conducta humana, según Donis A Dondis, no es difícil detectar una propensión a la información visual, por el carácter directo de la información y por su proximidad a la experiencia real.[7] La literatura, a través de sus recursos artísticos y tropológicos, refleja la realidad vivida por los hombres no como realidad primaria sino como realidad otra o realidad artística; por tanto su reflejo se lleva a cabo a través de imágenes artísticas, no una información concreta para la vista; o sea por una experiencia un poco más lejana de la práctica histórica. La literatura sirve o se debe a los lectores porque a ella se deben, de parte de los lectores, los más numerosos sentimientos estéticos.
Cuando los hombres perciben por una lado la primera realidad, o realidad histórico-concreta, que brinda el espacio urbano, arquitectónico y citadino, lo hacen con toda la utilidad que designa su diseño y fabricación de objetos, sus necesidades y demostraciones que responden a necesidades básicas; mientras que, por otro lado, la realidad otra presentada en la literatura, se suscitan en ellos reacciones emocionales especiales que cambian según la naturaleza de lo que percibe en uno y otro lugar y / o les producen diferentes vivencias estéticas que hacen surgir sentimientos de alegría, tristeza, optimismo, pesimismo, asombro y otros. Todo ello determinado por el sistema de ideas y puntos de vistas que conforman cualquier concepción del mundo que se posea por los hombres, condicionada, claro está, por el contenido de la época y sus escuelas, movimientos y / o estilos artísticos.
Por esa razón, el reflejo estético de la realidad inmediata de la ciudad, el urbanismo y la arquitectura; apreciado tanto en la primera realidad como en la realidad ficcional, permiten una valoración emocional y figurativa de ambas realidades; al ser valoraciones sociales y de épocas con peculiaridades que se expresan a través de las imágenes artísticas, donde